Llegó el momento de aceptar el tema, no ignorarlo.
Una vez más, Tel Aviv es el centro del mes del orgullo LGBTQ (comunidad Lesbiana, Gay, Bisexual, Transexual y Queer). Banderas de colores por doquier, eventos y publicidades en cada esquina, el mes especial de junio se dejó notar. Pero no hablemos de lo típico, porque a pesar de la famosa marcha y las fiestas conocidas alrededor del mundo, las personas y sus historias fueron el alma de estas cuatro semanas. Ellas mismas son las que movieron al país entero, las que siempre buscan ser respetadas y las que siempre buscan demostrar respeto. Es por ellas que el amor se tomó las calles de Tel Aviv este 2021.
Experiencias y nacionalidades varias se concentraron en esta ciudad en el evento más masivo desde el inicio de la pandemia. 23 años ya desde que la comunidad organiza encuentros con renombre internacional, un orgullo para nuestro país. Y no solo la comunidad misma, sino caminar por las calles y playas de Tel Aviv en junio es un espectáculo de respeto y amor. Culturalmente, lo que más destaca del israelí es que no existe la vergüenza y menos en un tema como la sexualidad. Si quieren saber si eres Queer (término que engloba a la comunidad LGBT), te lo preguntarán orgullosamente, ¡aquí no hay nada que perder!
Como te contamos, cada año se realiza la famosa “Pride Parade”, y esta vez tocó el 25 de junio. ¿Por qué es tan famosa? cierra los ojos e imagínate 100.000 personas bailando y cantando en un festival de alegría y respeto inigualable donde se siente el orgullo en cada paso que das, ¡Ahora ábrelos para poder guiarte por la marcha! Todo comenzó en la playa Bograshov a las 12:00 y terminó en el parque Charles Clore ya caída la tarde con un escenario pisado por muchos cantantes que conmovieron al público. ¡Mínimo 7 horas bailando, sino no fuiste! Mientras se movían camiones con música y gente bailando, uno podía conocer miles de personas entre medio, de todas las figuras, colores y orientaciones sexuales. “Una de las ciudades más gay friendly del mundo”, así es como nos referimos a nada más ni nada menos que a nuestro Tel Aviv. Publicado por el diario canadiense “Calgary Herald” demuestra por qué esta ciudad es nuevamente anfitriona de las manifestaciones.
Sin embargo, las distintas situaciones nos dejan claro que el tema es profundo y todavía tiene muchas fallas. Por eso nos unimos en esta marcha para luchar contra todo lo que no represente el amor entre nosotros.
La comunidad está completamente activa, alrededor del 25% de TLV se estima que es parte (Tourist Israel), pero no lo dejemos en números. Queremos adentrarnos en la comunidad, que se entienda y sienta sus vidas y acompañarlos en el proceso. En esta ciudad hay de todo, la diversidad se toma la vida de todos los israelíes, realmente un escenario maravilloso que debería durar todos los meses del año. Siente la experiencia tú mismo con el video de más abajo.
UNA EXPERIENCIA LATINA EN LA COMUNIDAD
Tuvimos la oportunidad de escuchar y conocer el orgullo LGBTQ en Israel y desde Piedra Libre te lo contamos. Nuestra entrevistada, Amanda Derviche vino a un programa de Masa con 22 años por cinco meses a Tel Aviv. Abiertamente lesbiana y parte de la comunidad, nos habla del impacto cultural con respecto a su país de origen, Brasil. “Creo que, para mí, que vivía en libertad sobre mi sexualidad en Brasil no es tan shokeante Tel Aviv pero para alguien que vive en otro tipo de sociedad si es un paraíso”. ¿Habrá sido Israel lo que ella esperaba?
¿Cuál sería la principal diferencia entre la vida y la aceptación LGBT en tu país y en Israel?
Hay mucha homofobia en mi país, pero en el ambiente que vivía y que estaba acostumbrada no sentía nada, era una vida normal. Cuando estaba en Brasil vivía en una especie de burbuja, en mi facultad de la universidad éramos prácticamente todos LGBT. Creo que la principal diferencia que sentí fue que Israel está mucho más centrado al gay hombre, por lo menos en los lugares que fui estos dos meses, sentí que la libertad es mucho más para los hombres y menos tal vez para las chicas. También hay algo diferente relacionado al modo de ser. Por ejemplo, las chicas que son menos femeninas, generalmente acá son mayores que yo, tienen de 30 años para arriba y las de mi edad son más femeninas. Pero a pesar de todo, hay una sensación muy buena, todo eso es muy acogedor y siento que no estoy en un lugar amenazante. En Brasil, socialmente no es tan bien aceptado, por ejemplo, mi ex novia de Brasil vivía más en la periferia y cuando iba a su casa no nos dábamos la mano por seguridad.
¿Has tenido algún inconveniente o viviste alguna falta de respeto por tu sexualidad? ¿o una mala reacción de tu círculo cercano?
En Brasil me pasaron algunas cosas menores. Me llamaron a veces “sapatão”, lo que sería el término despectivo para llamar a las lesbianas. Pero ahora es un término que nosotras nos adueñamos y decimos “sí, me hago llamar sapatão y no tiene nada de malo, no es un insulto”. Sin embargo, escucho historias ajenas y siento mucha rabia y odio. La impotencia me mata, porque quiero poder proteger a los demás y que se sientan seguros, pero sé que no puedo. ¿Por qué nosotros tenemos que pasar por eso?
Tuve mi primera novia del colegio a los 16 años, era chica. Mi círculo cercano fue distinto en sus reacciones. Para mis amigos fue muy tranquilo, mis amigas asumían. Mi madre siempre había dado indicios conmigo. Me decía que no había problema si tenía un novio o una novia, puedes contar con ella, etc. Con mi padre fue un poco más difícil, porque me aceptó, pero con el discurso de “nunca te dejaré de amar, aunque cometas un crimen”. Creo que fue difícil, pero el tiempo cura, fue un alivio sentir que no estaba escondiendo nada.
¿Sientes que la sociedad va avanzando en el tema? ¿Qué más se puede hacer?
Creo que hay mucho avance. Si uno mira hace 50 o 60 años atrás, las marchas no eran fiestas, eran más bien una protesta real para demostrar que existimos y que merecemos derechos. Eso me hace pensar que estamos avanzando, nos estamos ganando de a poco nuestro espacio y creo que ver una ciudad como Tel Aviv haciendo este tipo de eventos (marcha) es un gran avance, pero a la vez queda mucho camino que recorrer. Para mí es muy importante la educación, debe cambiar y enseñar que es algo natural y totalmente normal, ahí empezará el cambio cultural. Llegó el momento de aceptar el tema, no ignorarlo y con todos los movimientos actuales tengo una visión muy optimista.
¿Qué piensas sobre la marcha del orgullo de Tel Aviv y los distintos eventos que se realizaron en el mes de junio? ¿Sientes que aporta al respeto?
Es increíble conmemorar con una fiesta nuestro día y nuestra libertad. Me parece genial que los heterosexuales quieran ir y apoyar mientras entiendan el sentido real. Que no busquen llamar la atención ellos mismos, que vayan sabiendo que es el momento de los LGBT para conmemorar su existencia con orgullo. Deben entender el ambiente y tener noción que no son los protagonistas.
¿Conoces leyes acá o en Brasil sobre la comunidad LGBT?
Si conozco algo. Hay todo un tema con las instituciones. El no poder casarse con una mujer, no poder adoptar niños, en eso Israel no es tan progresista. Siento que nos dicen “gays hagan lo que quieran, pero no tanto”. En Brasil por ahora es muy parecido, solo existe esa unión estable. Por todo el tema religioso (catolicismo) no se acepta mucho en general. En mi ciudad hay de todo, hay gente liberal pero también muchos creyentes de la familia tradicional. Se demuestra la carencia de muchas leyes y derechos a nivel mundial.
¿Te gustaría aconsejar algo a personas que les da miedo contar o no se sienten cómodas?
Primero decirle que no está solo. Hay mucha gente que pasó por lo mismo, malas experiencias con familia o amigos. También decirle que debe encontrar a las personas que si o si lo van a acoger y apoyar porque es esencial no sentirse solo o humillado por ser quien es. Debe intentar encontrar una especie de comunidad para tener soporte. No olvidemos que la decisión de contar es muy difícil y personal, si alguien nunca quiere contarle a alguien por problemas personales también está bien. Pero por lo menos tener personas que lo puedan acoger y poder hablar libremente.
¿Sientes que la comunidad judía particularmente rechaza o aleja a la persona que no es heterosexual? ¿sentís que la comunidad lo acepta?
Crecí y estudié en una escuela judía y me encantaba. Cuando fui madurando empecé a apartarme de la religión por la sexualidad, pensaba que si no podía ser quien soy entonces no quería formar parte. En los últimos años fui retomando y conociendo más el judaísmo progresista y reformista que dice “si, puedo ser quien soy dentro de mi religión, no todos lo van a aceptar, pero bueno”. Hay mucha gente judía que lucha por ser aceptada, y estamos dentro de nuestra libertad de vivir la religión de nuestra manera. En Brasil no conocía muchos judíos LGBT y acá todos los que he conocido son judíos claramente, eso es extraordinario.
CONOCIENDO UNA HISTORIA LOCAL
¿Y cómo será para un israelí gay el contraste? Sonriente y lleno de vida, Kai de 22 años atiende en el bar gay ícono de Tel Aviv, Shpagat. Ubicado en Nahalat Binyamin, en el centro de la buena vibra y la fiesta, este bar representa a la comunidad. Kai nos cuenta cómo todo eso se refleja en su trabajo en su día a día.
¿Qué sientes con respecto a tu trabajo?
La persona que creó este lugar es mi jefe ahora. El también es Gay y quiso crear esto para la comunidad LGBTQ. Todos somos familia, acá siento todos los días comunidad y respeto. Conozco a casi todos los clientes y si alguien es nuevo, dentro de dos semanas ya va a ser mi amigo. Este es uno de los bares más populares del país y en Tel Aviv, estamos hace más o menos 10 años. Es el bar icónico de los gays. Somos realmente una familia y vamos a fiestas juntos, nos cambiamos acá después del trabajo y salimos junto a nuestro jefe también. Acá se hacen amistades reales.